Ha sido solo un instante.
Y luego otro.
Y luego otro.
Y se ha construido un castillo, una torre, una calzada
para andar descalzo.
Y aquel día también fue un instante.
Un ojo contra ojo.
Un mismo aire que entraba en sus pulmones y en los míos.
Y estuvimos hechos de los mismos elementos
vitales e incontenibles,
de las mismas ganas silenciosas
de comernos
a besos
a nosotros
y al futuro.
martes, 24 de julio de 2007
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