jueves, 18 de diciembre de 2008

escritura instantánea

Me acuerdo de que empecé a escribir
sin tinta, con la única guía de un cursor parpadeante,
aquí, sin pensar, con la firme intención
de dejar
un rastro
de errores
o aciertos
suspendidos
en el suelo virtual de la pantalla,
que no se abona, ni huele a bosque,
ni mancha las botas del trabajo,
sin correjir,
sin ser un ejercicio terminado
de etiquetas ni páginas imprimibles.
Me acuerdo sólo cuando estoy borracho
de seguir diciendo sin guión
lo que debiera ser yo,
y no yo y mis circunstancias.
Al menos me queda la pantalla
para no sentir la arena del reloj
cayendo tontamente por mi espalda.
Ojalá supiera vivir más de esta manera
y no preocuparme tanto de las consecuencias.
.

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