domingo, 23 de septiembre de 2007

autoarranque



Hoy por la mañana hay café
y tengo, sentados a la mesa,
a Carver, Lorca y Cervantes,
dormidos, como yo, hoy por la mañana,
livianos de una pesadilla indefinida
que latía anoche arrítmicamente en los corazones de todos.
También me tengo a mí,
curiosamente,
de nuevo,
como de vuelta de un viaje a través
de parajes oscuros y laberintos.
Me tengo a mí, sobre la mesa, juntos a ellos,
y es lo que escojo.
Para bien o para mal
mis páginas en blanco,
viciosamente desesperadas por tocar
una palabra que te defina,
un futuro imposible para ambos,
un crucero por el mar de tu mirada,
un poco más de mi nostalgia,
un recordatorio de oraciones a tu santa,
un definitivo punto final a tantas cosas,
una metáfora truncada por el sonido de tu voz
que llegue esta mañana
y me levante de esta mesa de abstracciones y patrañas
para que el día
y mi elección de mañana por la mañaná
tenga algo más que gente muerta.

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