viernes, 28 de septiembre de 2007

cada día

Cada día,
me levanto despacio,
busco partículas finísimas en el aire
alrededor mío,
que signifiquen algo,
como un muro que ha caído de nuevo,
como una salpicadura de Dios en la cara del mundo.
Cada día,
me dejo acariciar por el agua artificial de la ducha,
y me miro al espejo con el ánimo de seguir reconociéndome,
hojeo, analizo, exploro, memorizo,
las páginas de mi agenda que corresponden
a hoy y su futuro inmediato.
Cada día,
me pregunto
mil y una preguntas
sobre mí,
sobre todo...
y encuentro más claro el día si alguna se responde, como una flor abierta,
más claro, afortunadamente, que la noche,
en la que el insomnio inventa historias y preguntas,
que carecen de sentido y de sentidos,
que ensucian y endurecen mi exoesqueleto kafkiano de rutinas,
que me hacen dudar
de lo poco eterno que aún sobrevive
debajo de mis párpados.

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