martes, 9 de noviembre de 2010

tiempos

Cambian los pronombres y las letras,
el bip monótono de la rutina,
el nivel de los embalses del alma,
la forma de las carteras,
su contenido.
El tiempo es un palacio vulnerable,
un caro pasatiempo
que se cobra vidas y facturas,
y fracturas en los corazones desgastados.
Acertó el que lo marcaba con agujas,
y con fríos digitales,
y con granos de arena sin origen,
y con sombras de sí mismo,
y con palos clavados en la tierra.
Ése, al que ahora quitan los acentos,
está seguramente enterrado
en su bienamado tiempo
mientras su herencia de tripas
no se hace corazón
y sus hijos esperamos
buenos tiempos,
tiempos mejores,
segundos tiempos,
tiempos venideros,
libres tiempos libres,
perdidos.
.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tempus fugit