domingo, 23 de diciembre de 2007

cara A

Hoy me he preguntado,
acompañando al soniquete de la aguja
atrapada al final del surco de la cara A
(como el final de un camino, de una taza de café, de un rito religioso, de una escalera, de un día sobrio de domingo), por qué se nos dijo
en un proverbio
la mejor forma de servir
ese plato evolutivamente innecesario
como es la venganza,
y no se nos dieron serias instrucciones,
manuales, croquis, planos, secretas listas
de ingredientes, trucos de abuela y
sustituyentes en casos de carestía,
para cosas tan importantes como
la esperanza,
la reconciliación,
el perdón,
la ternura,
la caricia,
el beso.
Quizás, si fuera sabio,
no perdería el tiempo
con reflexiones o refracciones
de mi yo (mí, me, conmigo)
y escribiría un buen libro de recetas perfectas.

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