miércoles, 12 de diciembre de 2007

de puntillas

Abro los ojos
rompiendo el silencio
con el minúsculo estruendo
de las fibras del músculo estriado de mis párpados
como cortinas de una mañana de resaca,
y rezo,
dios sabe a qué dios,
para que mi pasaje,
de puntillas,
por territorio ajeno,
anejo,
no haya sido,
como siempre,
apercibido,
como un hipopótamo con tutú en el escenario,
y todo
siga su curso,
su inercia newtoniana,
en la que una huella descuidada
de mi tránsito
no sea un fósil
dentro de mil años,
sino la causa posible
de una ondulación perfecta y bella
de la arena.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Eres tan gracioso con tutú, que de ahí seguro que sólo puede salir algo bueno... o por lo menos, gracioso

Besos sinceros