martes, 21 de abril de 2009

extraño

Me desperté dejando pegada
al santuario maldito de mi cama
la decencia de otro sueño.
Me vi sentado
en el borde del precipio de otro día,
los pies descalzos sobre las baldosas frías,
la baba colgando de la desesperanza,
el ronco titubeo del tabaco.
Algo había cambiado.
La sombra del reloj no era la misma,
no era el mismo el hueco de mi cuerpo
en el salón desordenado.
Mis pasos no sonaban a insomnio,
ni a monótonas salmodias vomitadas.
No había obstáculos de camino al espejo.
Los papeles, las letras perdidas,
el montón tieso de ropa,
la ausencia sin recuerdo,
todo tenía sentido.
Allí estaba ese extraño,
su medio cuerpo flotando en el cristal
sobre el lavabo,
adueñado de mi pelo y mis legañas,
usurpando mi rostro,
mis pupilas,
mi boca,
con una tibia sonrisa de luz
casi idiota.
Un meteorito que no recuerda nada
meando la soledad acumulada
con ganas
de empezar
un nuevo día.
.

2 comentarios:

glopika dijo...

somos casi felices?

bsins

microbio dijo...

éramos, ese día.