jueves, 28 de mayo de 2009

otro día

Ahora que ha pasado t.o.d.o.
y no queda alcohol en las despensas,
ni brillo en los espejos,
ni sombras, ni niños en las plazas.
Ahora que el reloj ha marcado todos los segundos,
y las aves han llegado a su destino,
y no quedan caladas en los dedos,
ni escalones, ni pronósticos meteorológicos,
ni sílabas finales.
Ahora que las larvas han terminado
su labor con el hilo de la vida,
y la calle huele a farolas y orín enmohecido,
y los laberintos ya no son enigmas,
ahora en el reino de los barrenderos,
en la paciencia de la basura y los grillos,
en la noche sin apellidos aristocráticos.
Ahora que mi aliento llega a casa,
y suenan todos los cerrojos.
Ahora
me pongo el disfraz de superhéroe,
dispuesto a saltar por las cornisas
como cada noche,
patrullando las nadas cotidianas,
sin identidad y sin rostro,
sin una letra en el pecho que me saque de quicio,
esperando que llegue un nuevo día.
.

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