lunes, 12 de octubre de 2009

ojos













He gastado tantos versos en mi vida
que ahora no tengo uno que me sirva,
que es tarde para hablar de tantas cosas,
que ya sólo puedo hablarte con mis ojos
y se anegan cada noche de agua y de vacío
y me gritan por dentro
que la palabra adiós está maldita,
que se parece a un cadáver de futuro,
que no pronuncie nada tan frágil como el tiempo.
Mañana, si ves que no respiro,
ciérrame los ojos,
brinda por mí con cada vino
vuela tan alto como puedas,
revuelve el reino de los cielos
con un grito de placer interminable
y haz de cada carcajada
un arma arrojadiza contra la miseria del mundo.
Quizás así, cuando vuelva a abrir los ojos,
pueda hablarte con mi boca
y encuentre los versos que me faltan
y nadie me grite mis errores.
.

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