martes, 20 de octubre de 2009

segunda referencia conocida

"
- Me enamoré de ti
porque jugabas a seducirme.-
le dijo ella quitándose las cáscaras.
Pero él siguió como sin boca,
mirando a través de sus semillas
como a una ventana de sí mismo.

- Una vez fui tu duende,
y otra tu amenaza,
y otra tu nostalgia de presentes,
y otra, mis caderas se iluminaron
como farolillos en el ojo de tu tormenta.
Fui tu musa,
tu pregunta indiscreta,
el borde de tu precipicio,
tu todojunto,
tu complemento indirecto
y tu indirecto destino.
Tus señales de humo,
tu cigarrillo nocturno,
la lava de tu magma,
el hospicio de tu ternura,
la saliva de tu tierra,
tu esqueleto,
tu disparo,
tu lluvia,
tu insomnio,
tu traviesa alevosía
y tu demonio.-

Y le clavó las caricias en la nuca
mientras perdía el aliento
contando las crisálidas que eclosionaban
ahora en sus labios,
las mismas que él
le fue enmadejando cada día.

Casi estaba mudo, cuando el ruido
de su ruido le hizo verla.
- No sé qué decirte.- contestó.
- No hay nada más que puedas ser.-

Y esa noche comprendieron,
y después de comprender,
se hicieron uno,
y luego dos,
y lloraron enganchados a sus besos
hasta hacerse sangre,
y tiraron del sol para que amaneciera
mientras aún seguían abrazándose.

Nunca más volvieron a quererse,
ni se miraron.
Continuaron agotando los minutos
que ya no les servían para nada.
Se les agrandaron las pupilas
para que les entrara el vacío
y el silencio pudiera congelar
aquella noche en la que, de repente,
dejaron de amar para siempre.

Y un dios, o quien fuera,
al cabo de los años,
los encontró casualmente
ensimismados
y dejó escapar
magnífico y dulce,
un susurro letárgico: ¡qué desperdicio!
"

2 comentarios:

Anónimo dijo...

que bonito, mientras leo siempre noto un nudo en el estómago ¿es tuyo? besos

microbio dijo...

rescatado de un cuaderno de hace años. últimamente me miro al ombligo para ver si el pasado me da respuestas del presente