viernes, 17 de agosto de 2007

evolución



No sé porqué me quieres
tú,
si soy evolutivamente imperfecto,
un desecho,
la primera combinación de genes inviables que deberías olvidar.
He estado en los pastos,
en las carreras hacia la permanencia,
en la calma que precede
al rito, siempre bien tejido e injusto de la selección,
y no ha habido un solo atisbo de ritos
que se parecieran a una luna propicia,
al cántico inventado por los nuevos machos.
Soy demasiado viejo para aprender, y para tantas cosas...
Soy demasiado bajo, y feo, y demasiado incoloro,
y la noche se clava en mis pupilas
como un paseo por el monte calvario.
Así que ya no me esfuerzo,
asumo una condición de ser porque sí,
porque en alguna forma de vida deben estar
los genes inadecuados,
las largas noches de invierno,
lo que otros mejores no sienten ni son,
las lágrimas de una especie...
No tengo estrategias que me justifiquen,
y tú, sin embargo,
inexplicablemente,
me quieres,
sin creer en un dios, ni en nada
ajeno a la verdad de la vida.

Es todo tan inútil.
que me da ganas de hacerlo,
sólo
para que la evolución
siga su curso,
y no descanse sin sentido
en mi remanso.


1 comentario:

Anónimo dijo...

La evolución no tiene un fin, sólo hay que encontrar el ambiente al que se está mejor adaptado...

Te quiero